En un mundo marcado por la inestabilidad financiera y las tensiones geopolíticas, contar con activos que permitan preservar el capital en momentos turbulentos es esencial. Oro y plata se han consolidado como referentes de seguridad para inversores de todas las escalas.
Un activo refugio por excelencia es aquel que, lejos de buscar altos rendimientos, protege el patrimonio ante crisis y volatilidad. Su misión no es crecer al máximo, sino servir de escudo contra caídas de otros activos.
Los valores refugio mantienen o aumentan su valor en periodos de incertidumbre económica, convirtiéndose en un seguro dentro de la cartera. Además de metales preciosos, existen divisas fuertes, bonos y obras de arte con funciones similares.
El oro cuenta con una larga historia de preservar valor en crisis como la de 2008 o la pandemia de 2020. Su naturaleza tangible y su independencia de gobiernos y bancos centrales lo hacen único.
En 2025, el precio del oro superó los 4.000 USD por onza, alcanzando máximos históricos que reflejan la fuerte demanda en tiempos difíciles. Las proyecciones apuntan a 4.150–4.500 USD para final de año.
Aunque puede experimentar fluctuaciones a corto plazo, su papel estabilizador trasciende cualquier sesión volátil del mercado de acciones o criptomonedas.
La plata, además de cobertura contra la inflación y deflación, posee una demanda industrial creciente en tecnología, energías renovables y electrónica. Esto la convierte en un refugio con doble propósito.
En 2025, la plata ha subido un 61% (incluso hasta 87% según algunas fuentes), situándose en un rango de 32–40 USD por onza. Su mayor volatilidad implica riesgos, pero también oportunidades de ganancia más elevadas en rebotes económicos.
En la actualidad, la economía global se enfrenta a una inflación persistente y a déficits públicos crecientes que amenazan la estabilidad de monedas fiduciarias como el dólar y el euro. Los bancos centrales mantienen tipos de interés bajos y programas de estímulo que, a largo plazo, podrían alimentar la devaluación.
La incertidumbre geopolítica y las tensiones comerciales amplifican la exposición a la volatilidad financiera, reforzando el atractivo de metales preciosos como amortiguadores de riesgos.
Aunque ambos metales protegen contra la inflación y la devaluación, sus características difieren:
Existen diversas vías para incorporar oro y plata en tu cartera, adaptadas a distintos perfiles de riesgo:
Javier Santacruz destaca que “el oro es refugio frente a la inflación y tensiones del sistema monetario”. Para él, los déficits públicos y la deuda impulsan la demanda de un activo que ofrece protección frente a la inflación.
Francisco Javier López Milán aconseja que las correcciones actuales “son oportunidades para rebalancear carteras y posicionarse de cara a 2025”. Insiste en la necesidad de mantener el oro como núcleo de una estrategia defensiva.
José Luis Díaz subraya que “la plata combina la función de refugio con un componente industrial en auge”, reforzando su valor como cobertura y potencial de revalorización.
Al diseñar una estrategia con oro y plata es fundamental considerar tu horizonte de inversión y nivel de tolerancia al riesgo. La diversificación entre ambos metales permite lograr un equilibrio entre estabilidad y crecimiento.
Para optimizar tu exposición:
En escenarios de alta volatilidad y devaluación de monedas, el oro y la plata se erigen como pilares imprescindibles para preservar tu patrimonio en tiempos de incertidumbre. Considera incorporarlos de manera estratégica y aprovecha sus fortalezas complementarias.
Referencias
